Érase una vez una rana llamada Renata que vivía en un estanque con sus amigos. Renata era una rana muy curiosa y le gustaba explorar el mundo que la rodeaba. Un día, decidió salir del estanque y ver qué había más allá.
Renata saltó por el bosque, admirando las flores, los árboles y los animales que encontraba. De repente, vio algo brillante y rojo que colgaba de una rama. Era una manzana. Renata nunca había visto una manzana antes y se preguntó cómo sabría.
- ¡Qué fruta tan bonita! - exclamó Renata - Me gustaría probarla.
Renata se acercó a la manzana y le dio un mordisco. La manzana estaba dulce y jugosa, y a Renata le encantó. Quiso comer más, pero la manzana estaba demasiado alta para ella.
- ¿Cómo puedo alcanzarla? - se preguntó Renata.
Entonces, tuvo una idea. Vio una piedra cerca de la rama y pensó que podría usarla para saltar más alto. Renata arrastró la piedra hasta la base del árbol y se subió a ella. Luego, saltó con todas sus fuerzas hacia la manzana.
Pero Renata no calculó bien la distancia y se pasó de largo. En lugar de caer sobre la manzana, cayó sobre la cabeza de un pájaro que estaba posado en la rama.
- ¡Ay! - gritó el pájaro - ¿Qué haces?
- Lo siento, lo siento - se disculpó Renata - Solo quería comer esa manzana.
- ¿Qué manzana? - preguntó el pájaro.
- Esa manzana - dijo Renata señalando con su pata.
El pájaro miró hacia donde señalaba Renata y se echó a reír.
- Eso no es una manzana - dijo el pájaro - Es un globo.
Renata se quedó sorprendida. No podía creer que se hubiera confundido.
- ¿Un globo? - repitió Renata.
- Sí, un globo - confirmó el pájaro - Alguien lo dejó aquí ayer después de una fiesta. Es de plástico y está lleno de aire. No se puede comer.
Renata se sintió avergonzada y decepcionada. Había desperdiciado su tiempo y su energía por algo que no era comestible.
- Vaya, qué tonta soy - dijo Renata.
- No te preocupes - dijo el pájaro - A todos nos puede pasar. Además, hay muchas otras cosas que puedes comer en el bosque. Ven, te enseñaré.
El pájaro le ofreció a Renata subirse a su espalda y volar con él. Renata aceptó y juntos se fueron a buscar comida. Renata descubrió que había muchas frutas y verduras deliciosas en el bosque, como fresas, zanahorias y lechugas. También hizo nuevos amigos, como ardillas, conejos y mariposas.
Renata se lo pasó muy bien en el bosque y aprendió muchas cosas nuevas. Pero al final del día, decidió volver al estanque con sus amigos. Se despidió del pájaro y le agradeció su ayuda.
- Ha sido un placer conocerte - dijo el pájaro - Espero verte pronto.
- Igualmente - dijo Renata - Gracias por todo.
Renata saltó de vuelta al estanque y les contó a sus amigos su aventura en el bosque. Les habló de la manzana que resultó ser un globo, del pájaro que la ayudó y de las cosas que vio y comió. Sus amigos se rieron con ella de su error y se alegraron de su experiencia.
Renata se sintió feliz de haber salido del estanque y haber conocido un mundo diferente. Pero también se dio cuenta de que su hogar era el estanque y que allí tenía todo lo que necesitaba.
Y...
Escrita por IA Bing
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