jueves, 13 de enero de 2011

La vida… es un ratico

















La escena que tengo presente de cuando era niño (9 años) se realizó en un pueblo de Cajamarca, tierra adentro, Lluchubamba se llama el lugar, lo tengo presente en mi vida. Pero bueno, dejemos la nostalgia y sigamos contando... al final de la tarde, a eso de las 5, las pastoras regresaban de pastear las ovejas y bajaban en fila con sus respectivas manadas y perros ovejeros. Siempre iba a la pampa, que era la entrada al pueblo, a recibir las ovejas de mi abuelita Juana y era fácil darme cuenta de cuando estaban cerca, ya que las pastoras se pasaban la voz: —“¡Ahí vienen las ovejas de doña Juana!”—. En ese momento, y más rápido que de inmediato, las pastoras y la gente del pueblo que estaban por el camino se subían a las pirkas. ¿Por qué? bueno mi abuelita tenía un lugo que era un carnero de los más grandes del pueblo, y topaba a todos los que se encontraban al frente. Era fácil ver a personas que por estar distraídas aparecían en el suelo y con un fuerte dolor en el trasero. Mis primos fueron los culpables de esta travesura, ya que desde muy pequeños jugaron con el antes carnerito y le enseñaban a topar y a torearlo con sus ponchos, sin saber que después sería el terror de las pastoras, y este es uno de los recuerdos que quiero compartir con ustedes y que jamás olvidaré. 

Fragmento de mis recuerdos de infancia
(texto de W. Rocel, 2011)

______________________________________________
* lugo: carnero de gran tamaño, macho alfa de la manada.
* pasteo: sacar a la manada que se alimente del pasto que crece naturalmente en la jalca.
* pirka: pequeña muralla de piedras que rodea las chacras o casas.
* topar: cuando el carnero se lanza con sus cuernos directo al ataque.

Agradezco por la corrección de estilo a Ana Sofía Vega y a May Rivas.